Cuando una empresa se encuentra en las primeras etapas de crecimiento es difícil estimar cuál es su valor en términos financieros. La escasa trayectoria de las startups impide que puedan utilizarse métodos de valoración tradicionales que tienen en cuenta parámetros económicos como la facturación y métricas sobre su éxito en el mercado.
Sin embargo, valorar una startup es imprescindible a la hora de levantar rondas de financiación. Por eso, asumiendo las grandes dosis de incertidumbre asociadas a las empresas jóvenes, los inversores recurren a estrategias de valoración alternativas, entre las que destaca el denominado método “Venture Capital”
En el mundo de las fusiones y adquisiciones de empresas (más conocidas por el término inglés de Mergers and Acquisitions) existen dos técnicas tradicionales de valoración muy extendidas: por descuentos de flujos de caja y por múltiplos. Mientras que la primera tiene en cuenta los flujos (entradas y salidas) de dinero futuros en una compañía, la segunda consiste en estimar cuánto vale en función de la valoración de otras firmas comparables en el mercado.
No obstante, estas dos estrategias son difícilmente aplicables a las startups, ya que resulta complicado predecir su evolución y encontrar a otras empresas similares con las que poder equipararlas.
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